De la unidad a la transparencia: los principios presupuestarios en las Administraciones Públicas
- Comunicación AGES
- 12 ago
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Actualizado: 9 sept

La planificación y la gestión presupuestaria constituyen el núcleo estratégico de toda administración pública eficiente. La correcta elaboración y ejecución de los presupuestos es clave para garantizar tanto la prestación de servicios a la ciudadanía como el cumplimiento de la normativa económico-financiera, especialmente en aquellas entidades locales que se enfrentan al desafío de equilibrar las demandas sociales crecientes con recursos limitados.
Para ordenar este proceso, los gestores públicos han de seguir los principios presupuestarios, que marcan las reglas básicas a la hora de confeccionar, aprobar y ejecutar los presupuestos públicos asegurando la transparencia, eficiencia y sostenibilidad financiera que exige el marco normativo actual.
Principios presupuestarios fundamentales
Conforme a lo establecido en materia presupuestaria por la normativa estatal y europea se puede concluir que los principios presupuestarios básicos que deberían aplicar las administraciones públicas son los de unidad (y veracidad), anualidad, equilibrio, unidad de cuenta, universalidad, especialidad, buena gestión/eficiencia financiera y transparencia.
Veamos en qué consiste cada uno de estos principios.
Unidad y veracidad
El presupuesto debe ser único para toda la entidad y reflejar de forma veraz todas las operaciones de ingresos y gastos, lo cual permite disponer de una visión completa y real de la situación financiera, evitando presupuestos paralelos, anejos o extraordinarios, así como información incompleta.
Relacionado con esto, el principio de veracidad exige que las cifras reflejadas en el presupuesto sean reales y se basen en estimaciones rigurosas y verificables, evitando la inclusión de previsiones infladas o subestimadas que puedan comprometer el equilibrio de las cuentas.
Anualidad
Este principio, el más conocido, dicta que el presupuesto debe tener una vigencia de un año, coincidiendo con el ejercicio económico. Por tanto, los créditos consignados en el presupuesto se autorizarán por un ejercicio presupuestario.
La importancia de este principio radica en que asegura un control periódico y la rendición de cuentas anual.
Si bien existen excepciones para determinados de inversión proyectos de inversión (gastos plurianuales), la anualidad sigue siendo la norma para la aprobación, ejecución y liquidación de los presupuestos públicos.
Equilibrio
Los presupuestos deben elaborarse de manera que los ingresos previstos sean suficientes para financiar los gastos autorizados, evitando déficits estructurales. Es decir, el presupuesto deberá estar equilibrado en cuanto a ingresos y créditos de pago.
En las entidades locales, este principio se concreta en el cumplimiento de la regla de gasto, el objetivo de estabilidad presupuestaria y el límite de deuda pública.
El principio de equilibrio es la piedra angular de la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad financiera, que regula LOEPSF.
Unidad de cuenta
El presupuesto debe estar expresado en una unidad de cuenta común y oficial, es decir, en una misma moneda, que, en el caso de España, es el euro.
Este principio facilita la contabilidad, la consolidación de las cuentas y la comparabilidad de la información financiera en el conjunto del sector público a nivel nacional e internacional.
Universalidad
Se deben registrar en el presupuesto todos los ingresos y gastos del ente público de forma bruta y sin compensaciones entre sí.
El objetivo de este principio es que el presupuesto muestre de manera completa la actividad financiera, garantizando transparencia y control. Para ello, se exige que todos los ingresos y gastos se reflejen en el presupuesto de acuerdo a dos reglas:
Regla del presupuesto bruto: todos los ingresos y gastos se registren por su importe íntegro, sin deducciones ni compensaciones entre ellos.
Regla de la no afectación: los ingresos públicos se destinan de manera global e indiferenciada a cubrir los gastos públicos. Esto significa que no se puede vincular un ingreso específico (como un impuesto) a un gasto concreto; todos los ingresos se consolidan en un fondo común para su asignación y cobertura de las necesidades de la administración pública.
Por ejemplo, si una entidad local recibe una subvención de 100.000 € para un proyecto cuyo coste es de 90.000 €, no puede registrar un ingreso neto de 10.000 €. Debe registrar el ingreso total de 100.000 € y el gasto total de 90.000 €, de forma separada.
Especialidad
Los créditos presupuestarios deben destinarse únicamente al fin para el que fueron aprobados y se han de especializar por títulos y capítulos. Los capítulos deben estar subdivididos en artículos y partidas.
Este principio se traduce en:
Especialidad cualitativa: cada crédito se usa para la finalidad específica para el que fue aprobado.
Especialidad cuantitativa: no se pueden superar las cuantías aprobadas, es decir, se prohíbe adquirir compromisos de gasto y obligaciones por cuantía superior al importe de los créditos presupuestarios autorizados en los estados de gastos.
Especialidad temporal: los gastos e ingresos deben imputarse al ejercicio económico al que corresponden.
Buena gestión financiera
El presupuesto debe elaborarse y ejecutarse conforme a criterios de:
Economía: obtener la misma calidad al menor coste.
Eficiencia: maximizar la relación entre los resultados obtenidos y los recursos empleados.
Eficacia: lograr los objetivos programados utilizando los recursos asignados.
Esto implica planificar con previsión, usar los recursos de manera responsable y garantizar que el gasto público genere el mayor beneficio posible para la ciudadanía.
Transparencia
El presupuesto deberá elaborarse, ejecutarse y ser objeto de una rendición de cuentas con arreglo al principio de transparencia.
Esto implica que la información presupuestaria debe ser clara, accesible y comprensible tanto para los órganos de control como para la ciudadanía.
En el ámbito local, este principio se concreta en la publicación de los presupuestos, la rendición de cuentas al Tribunal de Cuentas y OCEX autonómicos, y la disponibilidad de la información económico-financiera en formatos abiertos.
En definitiva, los principios presupuestarios son la columna vertebral de la gestión económica pública. El cumplimiento de estos principios por parte de ayuntamientos y entidades locales garantiza una gestión transparente, equilibrada y responsable de los recursos municipales.
En AGES ayudamos a las entidades locales a elaborar, ejecutar y controlar sus presupuestos de acuerdo con estos principios, ofreciendo seguridad jurídica, eficiencia y confianza en la gestión financiera pública.
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